martes, 20 de agosto de 2013

Angelitos negros





¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡la mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
sí señor.
—Ay, compadrito del alma,
¡tan sano que estaba el negro!
Yo no le acataba el pliegue,
yo no le acataba el hueso;
como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo,
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.
Se me murió mi negrito;
Dios lo tendrá dispuesto;
ya lo tendrá colocao
como angelito del Cielo.

—Desengáñese, comadre,
que no hay angelitos negros.
Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay pintor que pintara
angelitos de mi pueblo.

Yo quiero angelitos blancos
con angelitos morenos.
Ángel de buena familia
no basta para mi cielo.
Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos,
que haga el cielo de mi tierra,
con los tonos de mi pueblo,
con su ángel de perla fina,
con su ángel de medio pelo,
con sus ángeles catires,
con sus ángeles morenos,
con sus angelitos blancos,
con sus angelitos indios,
con sus angelitos negros,
que vayan comiendo mango
por las barriadas del cielo.
Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo,
angelitico del diablo,
serafín cucurusero.

Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros,
porque para eso lo tienes
calientito y de los buenos.
Aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejado entrar
al cuadro angelitos negros.
Y entonces, ¿adónde van,
angelitos de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento?
Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo,
cuando pintas angelitos
acuérdate de tu pueblo
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.


De Andrés Eloy Blanco

Represéntase la brevedad de lo que vive y cuán nada parece lo que se vivió


¡Ah de la vida!¿Nadie me responde? 
  ¡Aquí de los antaños que he vivido!
  La Fortuna mis tiempos ha mordido;
  las Horas mi locura las esconde.

Que sin poder saber cómo ni adónde
  la Salud y la Edad se hayan huido!
  Falta la vida, asiste lo vivido,
  y no hay calamidad que no me ronde.
  
Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
  Hoy se está yendo sin parar un punto:
  soy un fue, y un será, y un es cansado.
  
En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
  pañales y mortaja, y he quedado
  presentes sucesiones de difunto.

De Francisco de  Quevedo 
 

lunes, 19 de agosto de 2013

El Puro No


El no
el no inóvulo
el no nonato
el noo
el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan
y nooan
y plurimono noan al morbo amorfo noo
no démono
no deo
sin son sin sexo ni órbita
el yerto inóseo noo en unisolo amódulo
sin poros ya sin nódulo
ni yo ni fosa ni hoyo
el macro no ni polvo
el no más nada todo
el puro no
sin no
De Oliverio Girondo

viernes, 16 de agosto de 2013

Nota 6





    
        A saber: la noche parece muy ligera, cual pluma que se va resbalando sobre entre las ondas de aire. Podría platicar con el silencio que rodea a mi habitación, podría vagar entre las sombras. Pero, mejor me entrego a tu pensamiento, es más cálido que esta noche de verano. Mejor me entrego a las líneas de luz que se cuelan por tu ventana. Mejor me desvelo pensando en tu canción, en tu vapor. En la mente de algún extraño que vaya para contigo. En el sabor de tus sueños y la forma de tus labios, de tu cuerpo.

Esta noche es especial. Y es que estás tan lejos, que te huelo cerca. Te toco dentro de mi sábana. Te escondes entre las partículas de polvo que se mueven rápidamente en aquél rayo de luna, y te toco. Te siento en el viento, flotando entre millones de pensamientos oscuros que embargan mi prisión nocturna entre estas horas. Entre estas almohadas llenas de ti, de tu esencia, de tu presencia.
¡Y si es que la muerte sabe a ti, más vale que mañana no me haya de despertar!

De Samuel Oropeza

La Estupidez De Escribir Poemas




Qué estupidez escribir un poema cuando todo nos deja
    sus rabias frías en cada hueso
y la dura
realidad nos golpea
Qué estupidez escribir tan grande cuando
  hay techos adentro que no saben
De estrella ni de rosas
y sí de vinagre cruel de llaga viva de
golpes y cortada
Qué estupidez mayor hacer
  poemas contra el perfecto organismo que puede
  disponer el
       zapato y el traje
                               y la débil corteza de la piel
Qué tontería más honda este fantasma
 recobrado a despecho de las calles
                                       y los tiempos oscuros


De Gustavo Pereira

jueves, 1 de agosto de 2013

Los Justos




Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

De Jorge Luis Borges