sábado, 25 de enero de 2014

Último brindis



Bebo por la casa destruida,
por mi vida terrrible,
por la soledad entre los dos
y por ti yo bebo.
Por la mentira de los labios traicioneros,
por el frío mortal de los ojos,
por el mundo brutal y tosco,
por lo que Dios no salvó.



De  Anna Ajmátova

viernes, 24 de enero de 2014

Concepción de hombre






Pues no querida.
No creo que valga la pena pensar así
No creo que valga la pena pensar nada más lo “importante”
Por qué tenerle miedo dudar
Porque se puede dudar de lo importante, se puede dudar de qué es importante
No me da miedo, aunque me destruya, aunque me consuma
Llenarse de cosas, para dejar de pensar
Eso no es liberación
Esto no es un llamado al ocio, tampoco es que lo que hace está mal
Solo es una sugerencia
Para aquel que no para
Para aquel que vive no viviendo
Vivir no es hacer muchas cosas
Tampoco será hacer lo que más te gusta
Es para mí, en mi tonta opinión
Es vivir cada cosa como lo que es, como se debe
Cada despecho desgarrado
Sintiendo como uno se ahoga
Como uno pierda la esperanza
Y renace
Amar con desespero, con locura
Sin olvidar el cinismo
Y también la duda
Del que es amar
La amistad con confianza, ingenuidad
Y paciencia
Y la traición con rencor
Amargo, no como el té
Sino como una cachetada
O el abandono.
Por esto tiene sentido decir
Saborea la melancolía
No hay otra manera de vivir querida
Tu consejo ahora me suena vacío
Que la filosofía y el arte se padezca
Como Bukowski y Sartre
Porque son nuevos tiempos


De Luis Baiz 

domingo, 19 de enero de 2014

Romance en A

Me  he muerto en tierras lejanas
Y nunca podré llegar...
 Ojos dulces en el cielo,
ojos dulces en el mar,
ojos dulces en el monte,
mirar, mirar y mirar.
 Mirador de mis encantos
y de mis dichas sin par,
dile una tarde en secreto
que no me vuelva a esperar...
Oración a la Virgen,
lamparillas en su altar,
esperanzas que se esfuman,
bordar, bordar y bordar...
y ojos dulces en el cielo,
y ojos dulces en el mar,
y ojos dulces en el monte,
mirar, mirar y mirar...
Mirador de mis encantos
y de mis dichas sin par,
dile a una tarde en secreto
que no me vuelva a esperar...
 Que no vendré por el monte,
que no vendré por el mar,
que no vendré por el cielo
ni por el verde pinar...
Ojos dulces de mi vida,
¡cuanto teneis que llorar!...
Me he muerto en tierras lejanas
y nunca podré llegar.


De Pedro Cuyás

Azul no


  ella me llamo desde lejos,
"nunca podía discutir con vos",
me dijo,
"siempre te ibas.
mi esposo no es así,
se me pega como plasticola.
y me golpea".

"nunca creí en las discusiones",
dije, "no hay nada que discutir".

"estás equivocado", dijo ella, "deberías
tratar de comunicarte".

"comunicar es una palabra abusada, como
amor", le dije.

"¿pero no creés que dos personas pueden
amar?", preguntó.

"no si tratan de comunicarse",
le contesté.

"estás hablando como un boludo",
dijo ella.

"estamos discutiendo",
dije.

"no", dijo ella, "estamos tratando de
comunicarnos".

"me tengo que ir", dije.
corté y descolgué el teléfono.
me quedé mirándolo.

lo que ellas no entendían era que
a veces no hay nada que salvar
excepto la reivindicación personal del
propio punto de vista
y que eso era lo que iba a causar
ese flash blanco y cegador
uno de estos días. 
  De Charles Bukowski

A medianoche...














A medianoche, a punto de terminar agosto, pienso con tristeza en las hojas que caen de los calendarios incesantemente. Me siento el árbol de los calendarios.
Cada día, hijo mío, que se va para siempre, me deja preguntándome: si es huérfano el que pierde un padre, si es viudo el que ha perdido la esposa, ¿cómo se llama el que pierde un hijo?, ¿cómo, el que pierde el tiempo? Y si yo mismo soy el tiempo, ¿cómo he de llamarme, si me pierdo a mí mismo?
El día y la noche, no el lunes ni el martes, ni agosto ni septiembre; el día y la noche son la única medida de nuestra duración. Existir es durar, abrir los ojos y cerrarlos.
A estas horas, todas las noches, para siempre, yo soy el que ha perdido el día. (Aunque sienta que, igual que sube la fruta por las ramas del durazno, está subiendo, en el corazón de estas horas, el amanecer.)


 De Jaime Sabines.