martes, 18 de septiembre de 2012

Bajo su manto






Lascivas caricias, sórdidas palabras, impúdicos ósculos
hundidos en un mar de éxtasis, esclavos de nuestra lujuria
quedan nuestros anejos cuerpos desenfrenados,
bajo la apacible lobreguez de la noche.

Siniestras sonrisas delatan nuestros más íntimos anhelos.
Halitos agitados, cada roce más violento que el anterior,
hacen que aquellas finas telas
que cubren las inherentes figuras pasen a ser,
solo trapos ajados e innecesarios.

Llegamos a ser otros,
el lado más oscuro de nuestro ser, más evidente cada vez.
La timidez se ha ido, como se fue la fría temperatura,
que al comenzar nos acogía.

Una sed insaciable de placer
nos incita a continuar.
Sus manos se deslizan sobre mi piel desnuda,
estremeciendo mis mas ocultos recovecos.

No hay manuales,
somos guiados por nuestros instintos,
rindiendo tributo al goce carnal,
amándonos en la oscuridad.

De Jessica B.

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