A saber: la noche parece muy ligera,
cual pluma que se va resbalando sobre entre las ondas de aire. Podría platicar
con el silencio que rodea a mi habitación, podría vagar entre las sombras. Pero,
mejor me entrego a tu pensamiento, es más cálido que esta noche de verano.
Mejor me entrego a las líneas de luz que se cuelan por tu ventana. Mejor me
desvelo pensando en tu canción, en tu vapor. En la mente de algún extraño que
vaya para contigo. En el sabor de tus sueños y la forma de tus labios, de tu
cuerpo.
Esta noche es especial. Y es que estás
tan lejos, que te huelo cerca. Te toco dentro de mi sábana. Te escondes entre
las partículas de polvo que se mueven rápidamente en aquél rayo de luna, y te toco.
Te siento en el viento, flotando entre millones de pensamientos oscuros que
embargan mi prisión nocturna entre estas horas. Entre estas almohadas llenas de
ti, de tu esencia, de tu presencia.
¡Y si es que la muerte sabe a ti, más
vale que mañana no me haya de despertar!
De Samuel Oropeza
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