domingo, 15 de diciembre de 2013

Ella.






“Ella” es un pronombre en tercera persona. “Ella” es como todas y como ninguna.  Es íntima y es ajena. Pero “ella” siempre es ella. Ella y nadie más. Y cuando pasa por mi mente no es ambigua, deja huella.

Ya no es “muchas”, sino una. Siempre ella. Y si mis labios la pronuncian,  no es el río, es la gota. No es la gota. Es el átomo. Y el átomo siempre es ella.

“Ella” es un recurso del lenguaje.  Ella es un recurso de mi alma; que se encoge y que la extraña. Que dice “ella” y piensa en ellaElla tiene nombre y rostro fijo. “Ella” es su reflejo: una copia del deseo. “Ella” es el anhelo,  el homenaje. “Ella” es un suspiro. La última exhalación.

 Y yo, que la quiero a ella, entre muchas otras “ellas”, para mí que el pronombre solo refiere a su nombre, comprendo - entre la pena y la resignación - que hay un él  y yo soy "yo".


De Manuel Gerardi

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